¿Quién no ha hecho de cicerone en su ciudad?
"A la derecha la Giralda"; "al fondo la Universidad ¿No ves la ranita?"; "¿Ves esas montañas?, es África"; "a la izquierda la Cibeles...Sí, está vez tiene brazo"; "en la plazoleta las vacas hacen las mejores tortillitas de camarones", "¡prueba el agua de la fuente agria!", etc. En fin, que siempre viene un primo lejano al que hay que descubrirle la ciudad y tú lo haces encantado, ¿no?. Son los momentos en los que te ves repitiendo la misma anécdota que a todos hace gracia, el cuento de siempre, o desgastando alpargata por los museos que has visto 1000 veces. Hasta que... "¡Oh, Dios mío! Esto no lo conocía yo". Y redescubres la ciudad que tantas veces te has pateado.
Una de las anécdotas que siempre cuento, cuando llevo a mis primos lejanos a San Lorenzo de El Escorial, es la diferencia que existe entre la localidad del Real Monasterio y El Escorial.
"A la derecha la Giralda"; "al fondo la Universidad ¿No ves la ranita?"; "¿Ves esas montañas?, es África"; "a la izquierda la Cibeles...Sí, está vez tiene brazo"; "en la plazoleta las vacas hacen las mejores tortillitas de camarones", "¡prueba el agua de la fuente agria!", etc. En fin, que siempre viene un primo lejano al que hay que descubrirle la ciudad y tú lo haces encantado, ¿no?. Son los momentos en los que te ves repitiendo la misma anécdota que a todos hace gracia, el cuento de siempre, o desgastando alpargata por los museos que has visto 1000 veces. Hasta que... "¡Oh, Dios mío! Esto no lo conocía yo". Y redescubres la ciudad que tantas veces te has pateado.
Una de las anécdotas que siempre cuento, cuando llevo a mis primos lejanos a San Lorenzo de El Escorial, es la diferencia que existe entre la localidad del Real Monasterio y El Escorial.
Lo primero que digo para asustarles es que se aprendan bien las diferencias y procuren no equivocarse, porque pueden molestar los vecinos. Luego ya empiezo con la lección de historia: "Antes de la llegada de Felipe II a las laderas del monte Abantos, justo donde está levantado el Monasterio, había una pequeña aldea minera que pertenecía a la jurisdicción de Segovia. Pronto empezó a crecer con la llegada de los obreros del Monasterio, a los que el monarca prohibió empadronarse en El Escorial, para poco después dar a San Lorenzo de El Escorial el título de Villa. Sin embargo hasta 1836, ya con Carlos III como monarca y con 1000 habitantes, no tuvo su propio alcalde". Desde entonces, cada uno de estos municipios tiene diferente ayuntamiento y por tanto, diferente gestión, aunque los medios de comunicación se empeñen en hablar de uno u otro de manera aleatoria. Y ya para terminar la visita... hablas de los misterios que ocultan los muros del Monasterio, los rumores de sus pasadizos secretos o las extrañas sombras que se pueden ver en la Silla de Felipe II y dejas a los primos pasmaos.
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