Tres de la madrugada.
El grito de una mujer se queda resonando en el pasillo y su figura de pie, preside esa casa de luces intermitentes. Antonio ve a una mujer mayor y sin dudarlo, se da media vuelta y se marcha.
Paco y Carmina, como se llama la mujer que grita aterrada en la noche, son mis padres y viven en esa casa que el pasado 12 de Agosto recibió huéspedes inesperados.
Llevo varios días intentando imaginar cómo fue el robo y quiénes son Antonio y Quico. Hoy sólo sé que pasean por mi cabeza con la misma libertad que esa noche lo hicieron en mi casa vaciando cajones, joyeros… llevándose cosas no demasiado importantes, y sin embargo llenando las paredes de inseguridades y miedos. Todo lo que he narrado en los post anteriores es tan verdad como las fotos que he subido para ilustrar el robo: el coche, la puerta, etc.
Recuerdo con alegría el día que mi padre llegó con esta casa debajo del brazo dibujada en un papel. Por aquel entonces yo tenía ocho años y la casa cabía en una pequeña carpeta doblada en cuatro partes. Sonaba una canción de la Radio Orquesta Topolino que decía así: “Encima las montañas viviremos el día que tú aprendas a querer, y así podrás saber como es el cielo, viviendo en mi casita de papel. Que felices seremos los dos y que dulces los besos serán. Pasaremos la noche en la luna, viviendo en mi casita de papel. De papel, de papel”.
Este agosto hemos comprobado que nuestra casa veinte años después, sigue siendo una casita de papel, bonita, frágil y que cabe en una carpeta doblada en cuatro partes. De toda esta historia aprendo dos cosas:
1. El botón rojo de los teléfonos DOMO funciona y está conectado directamente con el 112, donde saben perfectamente el punto cardinal de la emergencia, por si acaso el usuario no es capaz de articular palabra.
2. Ante una emergencia… uno nunca sabe cómo va a reaccionar. Carmina se levantó de la cama y se dirigió directa al ruido que le había despertado. El porqué lo hizo no lo sabe ni ella, sin embargo mi buen amigo diafragmático tiene una GRAN teoría: mi madre que es una buena mujer y una mejor anfitriona, salió a ofrecer unas galletitas a Antonio y Quico, que seguro estarían hambrientos, a esas horas de la madrugada, después de tanto trabajo.
Siguiendo su teoría me alegro que no aceptasen la invitación, porque encima… me hubiesen dejado sin desayuno.
El grito de una mujer se queda resonando en el pasillo y su figura de pie, preside esa casa de luces intermitentes. Antonio ve a una mujer mayor y sin dudarlo, se da media vuelta y se marcha.
Paco y Carmina, como se llama la mujer que grita aterrada en la noche, son mis padres y viven en esa casa que el pasado 12 de Agosto recibió huéspedes inesperados.
Llevo varios días intentando imaginar cómo fue el robo y quiénes son Antonio y Quico. Hoy sólo sé que pasean por mi cabeza con la misma libertad que esa noche lo hicieron en mi casa vaciando cajones, joyeros… llevándose cosas no demasiado importantes, y sin embargo llenando las paredes de inseguridades y miedos. Todo lo que he narrado en los post anteriores es tan verdad como las fotos que he subido para ilustrar el robo: el coche, la puerta, etc.
Recuerdo con alegría el día que mi padre llegó con esta casa debajo del brazo dibujada en un papel. Por aquel entonces yo tenía ocho años y la casa cabía en una pequeña carpeta doblada en cuatro partes. Sonaba una canción de la Radio Orquesta Topolino que decía así: “Encima las montañas viviremos el día que tú aprendas a querer, y así podrás saber como es el cielo, viviendo en mi casita de papel. Que felices seremos los dos y que dulces los besos serán. Pasaremos la noche en la luna, viviendo en mi casita de papel. De papel, de papel”.
Este agosto hemos comprobado que nuestra casa veinte años después, sigue siendo una casita de papel, bonita, frágil y que cabe en una carpeta doblada en cuatro partes. De toda esta historia aprendo dos cosas:
1. El botón rojo de los teléfonos DOMO funciona y está conectado directamente con el 112, donde saben perfectamente el punto cardinal de la emergencia, por si acaso el usuario no es capaz de articular palabra.
2. Ante una emergencia… uno nunca sabe cómo va a reaccionar. Carmina se levantó de la cama y se dirigió directa al ruido que le había despertado. El porqué lo hizo no lo sabe ni ella, sin embargo mi buen amigo diafragmático tiene una GRAN teoría: mi madre que es una buena mujer y una mejor anfitriona, salió a ofrecer unas galletitas a Antonio y Quico, que seguro estarían hambrientos, a esas horas de la madrugada, después de tanto trabajo.
Siguiendo su teoría me alegro que no aceptasen la invitación, porque encima… me hubiesen dejado sin desayuno.
4 comentarios:
Asumo y tengo muy claro que no es una gran historia... que probablemnte con los mismo datos, cualquiera de vosotros la hubiese escrito mejor, pero al fin y al cabo es mi historia, aunqe hubiese preferido que no hubiese existido ;-)
no has contado lo mejor; tu reacción al entrar en tu cuarto!!
conforme leía se iba viendo que no era un cuento... o al menos, "solo un cuento"... lamento que eso haya pasado en tu realidad, y lamento que haya pasado "ese" día, porque es el dia que siempre celebro.. algo, pero celebro... Mucho ánimo.. y recuerda un post de hace mucho tiempo... que no pretende ser consuelo de tontos, pero que decía algo del "desprendimiento". Obligado... pero de algo ha de servir... porque todo en la vida a de servir para algo.
Un abrazo, desde cerca
Simplemente eres GRANDE, qué digo GRANDE, GRANDIIIIIIIISIMA. Gracias a tí los blogs tienen sentido (y muchas cosas más).
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