Recuerdo que cuando era pequeña me caía tanto, que mi madre preocupada por mi torpeza, decidió llevarme al médico. Pensaban que tenía los pies planos o problemas de equilibrio, sin embargo el señor doctor en cuanto me vio lo tuvo claro: “Se trata del caso común de la niña torpe. Esta niña tiene que bailar”.
Siguiendo sus sabios consejos fui durante años a ballet, flamenco e incluso gimnasia rítmica -lo cual no significa que sea una gran bailarina- actividades que me ayudaron a encontrar el equilibrio y a reducir con el tiempo, mis continuas caídas. El tratamiento fue tan positivo, que durante años no dí con mi culo en el suelo. Eso sí, hasta este sábado que se acabo mi buena racha con una caída monumental… de las que hacen historia, o te dan el millón de pesetas si la grabas y la llevas a “Videos de primera”.
Tantos años de aprendizaje perdidos, para dar de bruces en el suelo en un pis-pas y sólo, porque a las tantas de las noche en el cumpleaños de mi hermano, pensamos que era muy divertido saltar al potro, y claro, yo la primera. Una, dos… hasta tres veces salté sin caerme, sintiéndome ágil, elástica, joven, "pero… ¡oh, Dios mío, mis pantalones bombachos se han quedado enganchados en la columna de mi sobrino Raúl” y salgo volando cual superman, directa al suelo con mi cara. ¡Plash!. Silencio – estupor - espera - risas. Una vez compruebo que la mandíbula no se ha desencajado y que lo que oigo en mi cabeza sólo es el eco del golpe, no puedo evitar reírme, acompañada de los que se han quedado paralizados con mi supercaída.
El otro día en el bautizo de mi otro sobrino, Santiago, dijo el cura que “Santo no es el que siempre es bueno, sino el que se cae y se levanta, se cae y se levanta, se cae y se levanta de nuevo”.
Acabo de descubrir que tengo algo de Santa y mucho de suerte.
Siguiendo sus sabios consejos fui durante años a ballet, flamenco e incluso gimnasia rítmica -lo cual no significa que sea una gran bailarina- actividades que me ayudaron a encontrar el equilibrio y a reducir con el tiempo, mis continuas caídas. El tratamiento fue tan positivo, que durante años no dí con mi culo en el suelo. Eso sí, hasta este sábado que se acabo mi buena racha con una caída monumental… de las que hacen historia, o te dan el millón de pesetas si la grabas y la llevas a “Videos de primera”.
Tantos años de aprendizaje perdidos, para dar de bruces en el suelo en un pis-pas y sólo, porque a las tantas de las noche en el cumpleaños de mi hermano, pensamos que era muy divertido saltar al potro, y claro, yo la primera. Una, dos… hasta tres veces salté sin caerme, sintiéndome ágil, elástica, joven, "pero… ¡oh, Dios mío, mis pantalones bombachos se han quedado enganchados en la columna de mi sobrino Raúl” y salgo volando cual superman, directa al suelo con mi cara. ¡Plash!. Silencio – estupor - espera - risas. Una vez compruebo que la mandíbula no se ha desencajado y que lo que oigo en mi cabeza sólo es el eco del golpe, no puedo evitar reírme, acompañada de los que se han quedado paralizados con mi supercaída.
El otro día en el bautizo de mi otro sobrino, Santiago, dijo el cura que “Santo no es el que siempre es bueno, sino el que se cae y se levanta, se cae y se levanta, se cae y se levanta de nuevo”.
Acabo de descubrir que tengo algo de Santa y mucho de suerte.
3 comentarios:
Ya se sabe... uno descubre sus "virtudes" (en este caso su santidad ) cuando más cerca está del suelo!
Espero no te hicieras daño.. ni que ahora te duela cada vez que lo recuerden! Ese es peor!
änimo, y ya sabes, a seguir bailando!
al menos sirvió para comprobar que, caigas como caigas, nunca pones el culo en el suelo.
Dios! eres como una caja de sorpresas. Yo de pequeño tenía las piernas como "els claus de Cristo" (los clavos de cristo), pero en fin ... nunca se sabe la de años que se `puede recordar una imagen que vale más que mil palabras´. La vida es dulce con tropezones incluidos , de vez en cuando.
Entonces ... si eres Santa??? puedes ser tb mortal y terrenal? te podré decir aún eso de "Yo también"???(k , no pienses mal).
Sea como fuere. Cuídate y vigila tus movimientos.
La Perra de Kenia
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