Esta mañana Pilar me recordó una trágica historia que ya había olvidado y que ocurrió no hace demasiados años en un pueblo de la Sierra de Madrid.
La historia de un periodista que cansado de su vida decidió volar.
Una hora más tarde sonaba el teléfono sin parar en su casa vacía. Era su editora. Le llamaba para cubrir un suceso. Un hombre de mediana edad se había tirado por un puente. Una brutal muerte. Un suicidio. Su muerte.
Seguro que ésta es una de esas peculiares historias, en este caso verídica, que adora Paul Auster.
5 comentarios:
como recién salido de "Creí que mi padre era dios"
creo que efectivamente la realidad supera siempre a la ficción...
Es triste, muy triste.
:(
pues si, brutal
Me dejas los pelos de punta. Y eso que debería estar acostumbrada.
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