sábado, 30 de diciembre de 2006

PERIODISMO: UNA DE CAL

Hoy las redacciones de toda España lo están pasando canutas debatiendo con qué abrir los informativos: ¿muerte de Sadam Hussein? ¿Atentado en Barajas? En este caso, termina ganando el factor proximidad a pesar de que los heridos son pocos, leves y “sólo” a estas horas hay un desaparecido. Y digo sólo, porque el número de heridos, su gravedad y las muertes suelen pesar a la hora de organizar tanto una noticia, como su orden de aparición en un informativo.
Llega un momento en la vida en que la pregunta “¿Dónde estabas tú cuando…?” cobra sentido y aparece más a menudo de lo que nos gustaría (en algunos casos).
Con la muerte de Hussein, la televisión nos recuerda la Guerra del Golfo y la operación “Tormenta del desierto”: yo tenía 11 años, era verano y hacía un calor abrasador en el pueblo de mi infancia. ¿Y tú dónde estabas? ¿Cuántas veces has recordado lo que hacías a las tres de la tarde de un 11 de septiembre de 2001? Un impactado Matías Prats retransmitía cómo dos aviones chocaban contra las Torres Gemelas. Seguro que no lo has olvidado, como tampoco has olvidado el atentado de Atocha del 11 M. En este caso, yo no olvido la manifestación del 12 de marzo, apostada en una marquesina de la estación de Atocha, a los pies del Ministerio de Agricultura, retransmitiendo con los compañeros la desazón de esa triste tarde de lluviosa primavera.
Este año que está a punto de finalizar se ha celebrado el 50 aniversario de televisión española, y es curioso como en uno de sus últimos especiales, las caras conocidas del telediario recordaban de su trayectoria profesional, sobre todo los momentos en los que tuvieron que ser canal de catástrofes naturales, atentados, secuestros…Y es que por desgracia, parece que hay hechos inolvidables, imborrables de la memoria, de la retina o del tímpano.
Hoy, mientras escuchaba los testimonios del atentado terrorista en la T-4, recordé uno de los momentos que más me ha, irónicamente, impactado: el asesinado de un Guardia Civil, casi a la entrada de mi urbanización. Al parecer, como luego nos enteramos, perdía la vida al dar el alto a un coche donde viajaban dos terroristas camino de Madrid, con 50 kilos de explosivos en el maletero.
Cuando trabajas en un medio de comunicación desarrollas el “efecto muelle”: en cuanto oyes unas sirenas, pegas un salto y miras por la ventana para ver de qué se trata.
La tarde del 17 de diciembre salía de mi urbanización y entré sin querer en medio de la noticia: guardia civil, policía, ambulancias, gente agolpada a la valla que separa la vía de servicio de la autopista, caras serias, blancas,… y la policía impidiendo la salida o marcha atrás de mi coche. En aquel momento no sabía qué pasaba, pero sabía que era importante así que llame al trabajo. Poco después llegó el alcalde, concejales… la cosa se ponía cada vez más seria, y fue entonces cuando al poner la oreja me enteré que habían matado a un joven Guardia Civil, que era de Melilla, y que yo… conocía.
Poco a poco fueron llegando compañeros de la prensa y nos colocaron a todos en una gasolinera muy cerca de donde todavía permanecía el coche de los terroristas. Recuerdo que llovía mucho, que todos estábamos muy nerviosos, recuerdo un grito de “¡Al suelo!” como en las películas, un silencio y a continuación una pequeña explosión, seguida de otra ensordecedora, que nos dejó a todos con atontados mientras los cascotes llovían del cielo y las ventanas de la gasolinera reventaban. Tras la confusión, buscarnos unos a otros. Los teléfonos no funcionaban, y desde la emisora de Madrid desesperaban al no poder contactar con nosotros para grabar una crónica.
Pocas veces he contado esta historia, pero hoy al escuchar la noticia del aeropuerto de Madrid, me ha venido a la mente el sonido de la explosión, la imagen del coche saltando por los aires y dejando tras de sí una columna de humo, y la triste historia del joven Guardia Civil Molina, que perdió la vida poco antes de la Navidad de 2002.

2 comentarios:

maite dijo...

hola faramar!!! vengo del blog de toni b. y me alegro de haber entrado a visitarte y especialmente este post que me trae recuerdos, he vivido durante doce años en collado villalba, hasta hace dos que volví a barcelona, me dan escalofríos al recordar ese dia, el de miguel angel blanco, todos los de terror tan macabro que nos rodea.

lo dicho encantada de estar por aquí, un beso

Faramar dijo...

Y yo me alegro que hayas dado con este mar serrano... como ves y por tu experiencia, un poco iluso por mi parte (digo lo del mar).

Por desgracia días como aquel 17 de diciembre los hemos vivido, muchos, desde que tenemos consciencia. Y qué pena también, que nuestros recuerdos vitales, tengan que estar manchados, de vez en cuando, por hitos como éste.

MAREAS

LILANINE. Get yours at bighugelabs.com/flickr