sábado, 18 de noviembre de 2006

PIGMALIÓN Y GALATEA

Siempre me gustó la mitología griega, pero lo cierto es que hacía muchos años que mi interés lo había aparcado en algún lugar de la memoria, donde residen los gustos, deseos y emociones. Sin embargo y aunque, durante un tiempo intenté entender los culebrones mitológicos que siempre me obligaban a dibujar un árbol genealógico, igual que cuando leí "100 años de Soledad", o las enmarañadas historias de "La Colmena", nunca había dado con el mito de Pigmalión. Hasta ayer.
“Mi querido Pigmalión era un hombre polifacético que sustentaba la corona de Chipre, con bondad y sabiduría. Durante mucho tiempo nuestro rey buscó una bella y perfecta mujer de la que enamorarse y que nunca apareció. Con el paso de tiempo, la soledad le devoraba y el rey volcó su tiempo y energías en el arte. Creó una estatua de marfil tan joven, perfecta y hermosa, que acabó enamorándose de ella y la bautizó Galatea. En una de las grandes celebraciones en honor a la diosa Venus, Pigmalión suplicó a la diosa que diera vida a su amada estatua. Al volver a casa de la fiesta, con desasosiego y el alma apenada, contempló la estatua durante horas sin poder evitar besarla. ¡Era maravillosa! ¡Si cobrase vida!- pensó...
Al acercar sus labios, Pigmalión ya no sintió el frío del marfil, sino una suave y cálida piel. Volvió a besarla y la estatua cobró vida, enamorándose perdidamente de su creador”.
Durante unos minutos Pigmalión se convirtió en el protagonista de un seminario sobre optimización de ventas que lejos de darnos la fórmula secreta para triunfar en las ventas, nos ofrecía una interesante sugerencia, aplicable a nuestra vida: si manteníamos las ilusiones de quienes queremos, o con los que trabajamos a diario, si les motivamos y confiamos en su “buena conducta”, ésta tenderá a repetirse.
Tras esta anécdota, vino un decálogo del tipo: elogia a tres personas al menos una vez a día, mira a los ojos a la gente; se valiente; aprende a decir no; no tomes decisiones enojado, etc. Evidencias olvidadas, que aparcamos en el día a día.
No sé si habré aprendido algo más sobre ventas, clientes, o cierres, pero seguro que vuelvo más motivada. Supongo que es el resultado de que este curso de formación lo dirija un psicólogo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿quieres triunfar en "las ventas"? Dios mío, estoy con una torera

La Perra de Kenia dijo...

Aunque esté un tiempo perdido porque no paro, que sepas que no me olvido de las amistades. Jo, siento estar tan desaparecido. Os mandamos un superbeso desde Pte. de Vallekas. Por cierto Javi ( el de las Palmas ) se casó el sábado.

MAREAS

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