sábado, 15 de septiembre de 2007

PRÓXIMA ESTACIÓN: ESPERANZA

Si hace poco se polemizaba sobre la desaparición de la estación de Simancas (Rafael) en el mapa del metro de Madrid, que rivalizaba con la de Esperanza (Aguirre)... Hoy la estación presidencial, es decir, Esperanza, vuelve a ser noticia muy al pesar, no de Simancas esta vez, sino de Manu Chao: “un juzgado de Madrid ha condenado al cantante Manu Chao a resarcir económicamente a dos locutores por reproducir en su disco de 2001 una frase que anuncia una estación del Metro madrileño: "Próxima estación: Esperanza".

Ya he leído alguna crítica en favor del artista y en contra de los dos locutores que le pusieron la demanda, hace ahora cinco años. Hay quien piensa que es una sentencia exagerada, absurda, y sacada del tiesto. Puede ser que la multa sí sea una salida, sin embargo creo que ayuda a entender lo que hay detrás del trabajo de un locutor, que no es simplemente sentarse detrás de un micrófono y ponerse a “bla, bla, bla”. Es un trabajo en el que hay formación, esfuerzo y la mayoría de las veces, mucho arte.

Es probable que muchos recordéis el caso de los Fugees vs. Enya. Los primeros se apropiaron sin permiso de un sample de la canción “Boadicea” de la irlandesa, algo que le gustó a la cantante, pero no a su discográfica. Finalmente llegaron al acuerdo de que el la siguiente reedición del disco se incluyese en los créditos el nombre de la irlandesa.

No hablo de derecho a la propiedad intelectual, ni de derecho de autor, hablo de la falta de delicadeza: si puedes coger algo que yo he creado y hacerlo más grande, atrápalo, pero no te olvides de citar su fuente. Voto por “la cultura del permiso”.

8 comentarios:

seize 9 dijo...

Estoy de acuerdo con el respeto a tus fuentes...aunque si fuera por respeto no hubieran pedido dinero. ¿O sólo muestran respeto por lo que haces si te pagan en cada ocasión que se utiliza? Ahí está el extraño viraje de algunas profesiones; del pago por un trabajo al pago por cada uso.
Espero que el creador de este ordenador y de la silla en la que me siento no se planteen nunca cobrar por cada uso.

deniman dijo...

100 de acuerdo con sz9. Además lo primero que han hecho al salir es decir que no lo han hecho por dinero y esa aclaración es como que tu hija desaparezca y contrates al mejor abogado de culpables para una posible defensa.
Las empresas de helados ganan el dinero vendiendo cajas de helados a los comercios pero luego no pretenden que se les pague un porcentaje por cada helado. Los artistas cobran por crear su disco y los productores y técnicos por lo mismo . Si el disco es un bombazo eso debería subir su caché frente a la industria en el siguiente. El problema es que es la industria la que les explota y les hace contratos rozando lo ilegal, pero luego resulta que el dinero hay que sacarlo de impuestos revolucionarios.

Faramar dijo...

Y a tí y a mí nos pagan una nómina cada mes aunque nuestro trabajo meses después siga generando beneficios a la empresa ¿no?
Siempre lo he pensado: ¿es que acaso mi trabajo intelectual no vale lo mismo que el de Ramoncín?

Le Mosquito dijo...

Sólo tengo la información que Faramar ha dado aquí sobre este caso, y la ampliación que sobre el mismo a anotado denimán, al referirse a que los locutores declararon no tener interés económico en su demanda.
Opino, en primer lugar, que cada quien es dueño de su propiedad intelectual; también, de su voz, y de administrar esta como les venga en gana. Personalmente, no me gustaría que alguien usase una locución mía sin mi permiso (es lo que apunta Faramar). No me gustaría, por ejemplo, que usasen mi hipotética voz extraída de un anuncio, por ejemplo, de macarrones, en la que "digo"...:
"Macarrones Pastelani, la vida por un tubo"
...Para luego editarla y usarla en otro mensaje y con otras intenciones...:
"La vida por un tubo"
...y que mi voz diciendo "la vida por un tubo" ilustrase, ya digo, por ejemplo, un anuncio de armas de fuego.

"RAPID GUNS, LA VIDA POR UN TUBO"

Por otra parte, hoy por hoy, uno puede poner el precio que quiera a su trabajo, otra cosa es que haya gente dispuesta a pagar ese precio.
Mi punto de vista es el de la defensa del derecho de autor, y teniendo en cuenta los legítimos deseos de éste respecto a la venta y difusión de su producto. No es tan fácil, en muchos casos, poner un precio único y definitivo a un trabajo, pues, entre otras razones, y en el caso de obra literaria (es lo que más conozco) existen piezas cuya elaboración lleva años. ¿Por cuánto debería venderse un trabajo de años...?
Opino, en este caso, que las "mafias de la distribución" (sí) se hacen de oro con trabajos pobres, mal elaborados, y muy bien envueltos (promocionados, adornados...); trabajos de bajo coste en su produción y altos beneficios en su venta (Ahí tenemos, sin comer más lejos, a las celebérrimas galletas Oreo; de, al menos, discutible relación calidad precio).
Si Manu Chao ha usado de un trabajo ajeno para obtener beneficios, que reparta estos entre sus legítimos; si además de haber usado de trabajo ajeno, lo ha hecho sin permiso (abusado) que pague las creces.

juan rafael dijo...

Es de locura condenar a Manu Chao de apropiación indebida cuando él lucha tanto contra eso.

Faramar dijo...

Vamos a recapitular: soy partidaria de que si alguien, partiendo de una idea mía (o una locución mía) consigue hacerla más grande... que lo haga, pero al menos, me gustaría enterarme.

Creo que hablamos de una cuestión de educación: Manu Chao perfectamente podría haber pedido permiso a los locutores para usar sus voces y no lo hizo, y a mí eso, como profesional del gremio... me jodería un rato. Aunque lo cierto es, que hasta ese momento poca gente había reparado en el trabajo profesional que había detrás de las voces del metro, del tren, en la publicidad radiofónica, e incluso en los GPS que nos guían por la carretera...

Manu Chao se gana la vida dando conciertos con entradas en algunos casos hasta de 30 euros o más, y otra gente se gana la vida locutando. Lo mínimo que puede hacer es como músico profesional que es, es respetar el trabajo ajeno y hacérselo saber (más allá de que tú te puedas lucrar con él o no). Insisto: es cuestión de educación.

Respecto a los locutores que reclaman dinero por el uso de su voz, me guste o no, están en su derecho aunque en este caso, la "susodicha frase" no les sacaba de pobre y hubiesen quedado de maravilla si buscasen sólo la disculpa del artista.

Faramar dijo...

y no hay que olvidar que Manu Chao comercializó con esas voces al incluirlas en su disco...

Jero Moreno dijo...

Mi madre siempre me dice una frase: "quien manda, manda y quien no, pa' locutor..." Y lo peor es que a veces pienso que no le falta razón a la pobre mujer...

un beso!

MAREAS

LILANINE. Get yours at bighugelabs.com/flickr