Hace una semana que he vuelto de vacaciones y no recordaba una reincorporación con tan mal humor. Dicen los psicólogos, no sé si también lo practican, que la vuelta a la rutina debe hacerse poco a poco. Eso es porque no conocen a algunos de mis compañeros de trabajo: ¡Faramar, no funciona el ordenador", ¡Faramar no funciona la mesa de mezclas!, ¡Faramar, ¿Dónde están las jodidas crónicas de fulanito?... Ahora me pregunto dónde habrá quedado eso de... - Hola compañera ¿Qué tal en tus vacaciones?¿Lo pasaste bien? A ver si traes alguna foto... por ejemplo, vamos, digo yo, ¿no?.
Y no sólo es dura la incorporación al trabajo, también al hogar donde hasta las pelusas se han preguntado cuándo volveré. Cuatro lavadoras, tres reuniones, dos comidas familiares, una malhumorada cena de chicas, una cuenta bancaria en números rojos y siete días después de volver de vacaciones, he conseguido reconciliarme con mi vida elegida. Eso sí sin pasar por alto ni los kilos cogidos por tanto pescaíto frito y tanto helado, ni el lamentable estado físico que he ganado, con unas piernas que ya no me aguantan ni 20 minutos corriendo.
En definitiva este año por primera vez he saboreado las hieles de la vuelta de las vacaciones y debe ser porque es el primer año que vuelvo a mi casa "independiente", donde todo me lo guiso y me lo como cual Juan Palomo. Y tras esto ¿qué me queda amigos? No recordaba una época en mi vida en la que hubiese soltado tantos tacos por mi boca.
Creo que hoy miraré las miles de fotos que he hecho en mi viaje a Portugal, cerraré los ojos de vez en cuando e imaginaré que me he perdido en una playa de Lagos.
No sé si ésto también lo dicen los psicólogos, pero elaboraré una lista de buenos propósitos a ver si antes de que acabe el año consigo al menos cumplir uno.
Y no sólo es dura la incorporación al trabajo, también al hogar donde hasta las pelusas se han preguntado cuándo volveré. Cuatro lavadoras, tres reuniones, dos comidas familiares, una malhumorada cena de chicas, una cuenta bancaria en números rojos y siete días después de volver de vacaciones, he conseguido reconciliarme con mi vida elegida. Eso sí sin pasar por alto ni los kilos cogidos por tanto pescaíto frito y tanto helado, ni el lamentable estado físico que he ganado, con unas piernas que ya no me aguantan ni 20 minutos corriendo.
En definitiva este año por primera vez he saboreado las hieles de la vuelta de las vacaciones y debe ser porque es el primer año que vuelvo a mi casa "independiente", donde todo me lo guiso y me lo como cual Juan Palomo. Y tras esto ¿qué me queda amigos? No recordaba una época en mi vida en la que hubiese soltado tantos tacos por mi boca.
Creo que hoy miraré las miles de fotos que he hecho en mi viaje a Portugal, cerraré los ojos de vez en cuando e imaginaré que me he perdido en una playa de Lagos.
No sé si ésto también lo dicen los psicólogos, pero elaboraré una lista de buenos propósitos a ver si antes de que acabe el año consigo al menos cumplir uno.
3 comentarios:
No hagas mucho caso a los psicólogos, normalmente no saben lo que dicen y casi nunca hacen lo que recomiendan a los demás hacer...
¿de veras has estado de mal humor? No lo había notado...
Y f.a., no le digas que no le haga caso a los psicólogos, que es lo único que le falta.
F.A. procuro no hacer demasiado caso a los psicólogos, me volvería looocaaaa!!!
SZ9 ... para tí ;-P
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