domingo, 11 de noviembre de 2007

FELICES 30, JOSS

Mi amigo Joss ha cumplido 30 años. Los super 30. Los esperados o quizás ansiados, por algunos, 30. Y es que antes de llegar a los 30... Uno hipoteca sus sueños en ese cambio de década y se imagina más adulto, más maduro, más estable... con las tres “C” en el bolsillo: Casa, Coche y Curro. Pero la verdad es otra. Cuando uno cumple los 30 quiere ser más rebelde, morderse menos la lengua y ser más valiente en sus decisiones. El caso es, que cuando uno cumple 30 años, tiene que celebrarlo y además por todo lo alto y eso sí... eso sí que lo sabe hacer bien, muy bien, mi amigo Joss. Pongamos que Joss es el Peter de la película “Los amigos de Peter”; que es un ilusionista, que le gustan mucho sus amigos, que se rompe la cabeza inventando juegos con pistas para convertirnos en una noche en aventureros, mujeres de la Edad Media, espías o soldados de la Segunda Guerra Mundial... Suele ser fácil regalarle porque es lo que hoy en día conocemos como “frikie” al uso, loco por la Guerra de las Galaxias el Heavy Metal (que ha descubierto a los 30) y ParchÍs (y no se avergüenza de ello). Así es Joss, me gusta Joss... así, como es él... tan Joss. Y Joss un año más celebra su cumpleaños, sus 30, su cambio de década, y promete, anuncia, que será la última vez. Porque uno a los 30 ya es una persona mayor que no puede jugar a polis y cacos, a espías y nazis, o a Stars Wars. Porque ya no se pone el pijama de Mario Bross y porque ahora los cubatas se los toma en vaso de cristal.
Cada año desde que le conozco, hace ya 16 años, celebra por todo lo alto su cumpleaños en una finca perdida en un páramo de Segovia. Allí en su casa de campo, casi diáfana y enorme, nos reúne a todos los amigos, los de aquí y los de allí, y nos invita con su gran generosidad a pasar un fin de semana de película: medieval, western, terror, cine antiguo... La fiesta de este año ha sido este fin de semana. Todos los asistentes debían ser personajes de comic, la música era de comic y la bebida... la bebida era Dyc y Ron Pampero, el de toda la vida. Y este año, como ya dije, era más especial que nunca por ser la última fiesta, salvo que un meteorito le caiga a Joss en la cabeza y le haga cambiar de opinión. Eso... o que le secuestramos al año que viene (tenemos experiencia y sabemos cómo hacerlo Joss).
Durante la última semana hemos trabajado algunos amigos en unos divertidos disfraces de La familia Picapiedra. Yo era Betty, la mujer de Pablo. Cose que te cose, corta que te corta... ¡quién me lo iba a decir!... a esta nieta de sastre a la que siempre se le cayó la aguja, que ahora me cosería un traje para no decepcionar a Joss, para estar a altura de su trabajada fiesta, como siempre tan especial... Y ya ves... ¡misión conseguida!.
Con lo que no contaba era con la gripe, con los 39 grados que me han tumbado en la cama, con perderme ansiados reencuentros con viejos amigos, con no ver la cara de Joss al abrir los regalos, con hacerme la foto de familia “Picapiedra”...o con tener que conformarme con ver las fotos mañana y escuchar las versiones resacosas de la tan ansiada y esperada fiesta. ¡Felicidades Joss! Yo también estuve.

MAREAS

LILANINE. Get yours at bighugelabs.com/flickr